Mejores cosas para hacer en el lago Atitlán en Guatemala

Cosas para hacer en el lago Atitlán en Guatemala. Promocionado como uno de los lagos más bellos del mundo, el lago de Atitlán está a la altura de su fama. Un lago índigo escondido por los volcanes Tolimán, San Pedro y Atitlán cubierto de bosques esmeralda atrae a personas de todas partes del mundo. La tranquilidad mezclada con deliciosa comida reconfortante, alegría y artesanías mayas se descubren en este rincón especial de Guatemala.

Aterrizar en la ciudad de Guatemala y contratar a una empresa de turismo para que nos llevara a mis amigos y a mí al lago resultó ser el mejor camino a seguir. La distancia no es el problema, pero encontrar las carreteras adecuadas en un país que no considera importante la señalización habría sido una ladrón de tiempo.

Una ventaja adicional de este viaje de 10 días fue experimentar el hermoso campo con un guía que conocía nuestros intereses personales y dónde encontrar los lugares perfectos para detenerse. Vimos lo mejor de Guatemala mientras nos dirigíamos a nuestro destino final: el hermoso lago de Atitlán.

Antigua

Un pequeño desvío de la carretera Panamericana a pocas horas de la ciudad de Guatemala es Antigua, una ciudad bulliciosa que ha sobrevivido durante siglos al pie del activo Volcán de Fuego. La historia de este sitio cuenta que fue abandonado después de un devastador terremoto, su reconstrucción llegó a finales de 1700 después de la colonización española. Actualmente UNESCO reconoció este sitio por conservar el distintivo estilo barroco español.

Como aficionado a la preservación histórica, podría haber pasado horas recorriendo la plaza del pueblo y las iglesias bellamente restauradas, pero uno de nosotros descubrió la fábrica de jade. Una piedra preciosa utilizada durante siglos por los mayas que creen que el jade tiene un significado espiritual que conecta al pueblo maya con el mundo natural, el jade guatemalteco es un pictograma de la belleza natural de Guatemala.

La joyería Jades Imperio Maya ubicada a la vuelta de la esquina de la plaza central es también un museo de artefactos antiguos de jade combinados con tallas modernas de jade. En la parte de atrás, los visitantes observan a los hábiles artesanos tallar cuidadosamente gemas de varios tonos verdes en joyas deslumbrantes.

Consejo profesional: Aunque las visitas a la fábrica son gratuitas, el espacio es limitado, así que llegue temprano y tenga paciencia, ya que solo unas pocas personas a la vez pueden ver cómodamente a los artistas.

Reserva Natural Los Tarrales Patutul

Siguiendo la ruta sur manteniendo el Volcán Atitlán entre nosotros y el Lago de Atitlán, nuestra siguiente parada fue la Reserva Natural Los Tarrales. Este sitio lleva funciona como una finca de café desde principios de 1800, en el área se incluye un gran bosque de bambú, cascadas y un ecosistema diverso que atrae a más de 300 especies de aves.

Hace unos 20 años, los propietarios se dieron cuenta que era importante conservar de manera adecuada el ecosistena para salvar a las aves. Ahora, una reserva privada de 2,800 acres con un albergue, cabañas, restaurante y visitas guiadas, Los Tarrales atrae a los visitantes que vienen a Guatemala por sus aves distintivas.

La observación de aves era un interés común entre nosotros y despertarse con el graznido de las chachalacas de vientre blanco fuera de las ventanas de la cabaña era una delicia. Ver oropéndolas y pájaros carpinteros devorando plátanos desde la cafetería al aire libre fue el comienzo perfecto para un día increíble. Terminó con nosotros corriendo más allá de un campo de café para ver mejor una espectacular águila blanca volando sobre nuestras cabezas.

Consejo profesional: Las visitas a Los Tarrales se deben reservar con 24 horas de anticipación, especialmente el alojamiento y las visitas guiadas. Y por supuesto no puedes perderte la tienda de regalos.

Reserva Natural y Finca Los Andes

A las 4 de la mañana, la oscuridad envolvió los rayos de las linternas de los teléfonos que se usaban para subir con seguridad unos pocos escalones a un gran remolque de plataforma. Utilizado durante el día por los recolectores de café, no había lugar para sentarse, así que nos agarramos fuerte mientras un tractor nos empujaba lentamente hacia la montaña. Nueva para los turistas, esta granja de té y café de propiedad familiar multigeneracional no tenía equipos sofisticados, pero eso no nos impidió ir a un lugar que valía la pena un viaje lleno de baches.

Cuando el tractor finalmente se detuvo, nos reunimos rápidamente en el rocío de la mañana sentado en tocones de árboles aserrados, devorando silenciosamente café y un desayuno empacado para ver el espectáculo: un increíble sol saliendo contra el humeante Volcán Atitlán. Más tarde recorrimos los campos de té, caminamos por senderos repletos de aves asombrosas y finalmente descansamos nuestros huesos en un hermoso jardín con colibríes volando sobre nuestras cabezas.

Consejo profesional: cuando el conductor del tractor dice agáchese, desplácese hacia abajo porque significa que una rama de un árbol cuelga sobre el camino. Como observadores de aves, ¡miramos hacia arriba y aprendimos nuestra lección de la manera más difícil!

El propio lago de Atitlán

Se encuentra en el corazón de las montañas de la Sierra Madre, el lago tiene 130 kilómetros cuadrados y es extremadamente profundo, lo que hace notar el intenso tono azul marino del lago. Un paraíso para expatriados, las grandes casas que se arrastran por el volcán con acceso privado al lago son apenas visibles. A lo largo de las colinas y los valles hay granjas con campos de maíz, huertas, té y café que comparten espacio con un grab bosque a lo largo de los volcanes.

Siete pueblos mayas rodean el lago, todos a un paseo en bote. Hay numerosos puertos repletos de barcos de todos los tamaños listos para recibir pasajeros. La mayoría de los residentes del pueblo usan botes, a menudo hechos a mano, para cruzar el lago, que es un viaje mucho más corto que conducir alrededor del lago. Para un bote grande y moderno, el precio era de 25 quetzales cada uno, aproximadamente $3. El razonamiento de un costo tan bajo es que la gente local constantemente necesita usar el transporte en bote para trabajar y no puede pagar una tarifa alta.

Usamos un bote para trasladarnos de un pueblo a otro todos los días y nunca nos cansamos del paseo panorámico. Estos son algunos de mis lugares favoritos a orillas del lago de Atitlán.

Santiago

Considerada la joya de la corona del lago, Santiago tiene una alta población del pueblo Tz’utujil, agricultores calificados y artesanos de productos vendidos en un bullicioso mercado. Se encuentra al final de una bahía entre dos volcanes que calman el lago. Santiago tiene un ambiente tranquilizante que atrae a los amantes del yoga y es uno de los mejores lugares para alquilar kayaks por la tranquilidad de sus aguas.

Centro y Museo del Tejido Cojolya

Lo mejor de Guatemala a menudo se encuentra en lugares construidos y operados con orgullo indígena, como el Centro de Tejido Cojolya. Creada durante la Guerra Civil de Guatemala, el propósito de la organización era ayudar a las viudas a ganar dinero y mantener a sus familias. La Asociación Cojolya se formó 10 años después para ampliar el mercado a nivel mundial, empoderando aún más a los artesanos Tz’utujil y preservando las extraordinarias habilidades antiguas del tejido en telar de cintura.

Ahora, una Organización Mundial de Comercio Justo, todos los artesanos y el personal son mujeres Tz’utujil con acceso a trabajos con orgullo en sus habilidades transmitidas por muchas generaciones. Nuestra guía fue más allá de simplemente programar una parada de compras, y agregó una lección sobre tejido, desde la recolección del algodón hasta el proceso de hilado, teñido y tejido. El centro está repleto de hermosos productos donde felizmente compramos regalos. Sin embargo, conocer a los artesanos fue un gran regalo para nosotros de parte de personas que aman mucho a su tierra natal.

Consejo profesional: encuentre otras formas de apoyar a estas hermosas mujeres revisando su nuevo sitio web.

Hotel Bambú Jardín

Nuestro hotel durante los siguientes 5 días fue hermoso, pues está diseñado para combinarse perfectamente con el entorno natural. Hecho de bambú, piedra tallada y techos de paja, el hotel respeta aún más el entorno ecológico de la región, pues prohibe el plástico y opta por utilizar bolsas en tela para basura y botellas de vidrio para el agua.

Entre recorridos, comidas y siestas, su Jardín Ecobambu fue mi lugar favorito donde florecieron flores, pájaros, mariposas y libélulas de todos los colores y dimensiones. Para mi deleite, cinco especies diferentes de oropéndolas adornaban el jardín mostrando su característico atuendo de plumas negras y naranjas.

Consejo profesional: la belleza del hotel se ve realzada por una vista impresionante del lago de Atitlán desde el restaurante, que incluye una deliciosa variedad de platos veganos en su menú.

Panajachel

Es la puerta de entrada al lago de Atitlán, pues Panajachel es la ciudad más grande y concurrida del lago. El pueblo es un maravilloso ejemplo de diferentes culturas que viven en armonía entre las sombras de los volcanes. Caminar en la Reserva Natural Atitlán hasta un volcán una mañana resultó en vistas del lago sin precedentes.

Ir de compras fue nuestro interés el último día de nuestro viaje. La calle principal de la ciudad, Calle Santander, es famosa por un mercado donde se pueden encontrar baratijas económicas hechas a mano para nietos y arte profesional guatemalteco de primera clase. Mi lugar favorito era Expresiones Galeria de Arte, donde el mismo artista Salvador Reanda estaba ansioso por contar la historia detrás de sus pinturas.

Un lugar de inspiración para los entusiastas de la historia maya fue nuestro hotel, la Posada de Don Rodrigo. El Museo Lacustre Atitlán o «Museo junto al lago» exhibió artefactos mayas antiguos recuperados del fondo del lago de Atitlán. Los historiadores especulan que estos artículos raros eran memoriales de mayas respetados que una vez vivieron en la antigua ciudad inundada de Samabaj.

Una agradable sorpresa en este histórico hotel fue Papá Noel deambulando por los patios zigzagueando entre hamacas de rayas multicolores. Era diciembre y a los guatemaltecos les encanta celebrar la Navidad.

Consejo profesional: almuerce en el mercado en los cafés del patio que sirven tortillas guatemaltecas rellenas y licuados, una bebida regional de frutas frescas. El arte en lienzo abunda y muchos se ofrecerán a enviar pinturas, sin embargo, primero pregunte al personal del hotel si la tienda es confiable.