5 Razones para visitar el Coliseo Romano y vivir la historia en primera fila
Con su imponente estructura y su historia cargada de espectáculos sangrientos, el Coliseo representa uno de los emblemas más poderosos de la Roma antigua. Es una de las estructuras más emblemáticas de la Ciudad Eterna, o como la llamaban los romanos, «La Citta Eterna». Creían que, independientemente de cuántos imperios surgieran o cayeran, Roma perduraría para siempre. Y tenían razón. El Coliseo aún se alza contra el magnífico horizonte de la ciudad. Para apreciar plenamente su enorme tamaño, es imprescindible realizar un recorrido para comprender plenamente cómo y por qué se construyó. Fue una obra monumental, inaugurada una década después del inicio de su construcción en el año 72 d. C.
Hay tanto por descubrir sobre el edificio que se requiere una visita guiada en grupos pequeños para apreciar plenamente la historia del Coliseo Romano. Aquí tienes 5 razones para reservar una visita por el Coliseo Romano y vivir la historia en primera fila.
Tiempo óptimo en el Coliseo
Es importante elegir una compañía con reseñas positivas y que ofrezca acceso exclusivo a zonas que otros tours no ofrecen, incluyendo la ventaja de «saltarse la fila». Con más de 6 millones de visitantes al año, el Coliseo es uno de los lugares más populares para visitar en Roma, y las filas son largas.
Acceso al subsuelo del Coliseo
Te contarán historias de bestias enormes como leones, tigres, elefantes y panteras, importadas de África y Oriente Medio. Una vez transportadas a la arena, los gladiadores luchaban a muerte contra ellas ante el clamor de la multitud o las cazaban para exhibirlas.
Mientras recorres la zona, observarás grafitis grabados en el mármol por los ansiosos luchadores. Es un increíble viaje al pasado. Los arqueólogos descubrieron y reconstruyeron los huecos de los ascensores que subían a los gladiadores, animales exóticos o decorados elaborados mediante un sistema de poleas que los esclavos arrastraban varios pisos hasta el suelo de la arena. La construcción de estos ascensores es asombrosa, pues es una maravilla en su época. Desde allí se puede mirar hacia arriba para ver dónde el suelo de la arena cubría el laberinto de túneles y pasillos.
Aunque los gladiadores eran la atracción principal, también era el lugar para ver dramas, comedias, recreaciones de batallas épicas y ejecuciones públicas.
La Puerta del Gladiador
Una vez que hayas visitado la planta baja, subirás las escaleras y saldrás a la ahora parcialmente cubierta arena por la Puerta de los Gladiadores. Aquí podrás imaginar cómo era estar rodeado de todos esos espectadores vitoreando y aplaudiendo ante el espectáculo que se desarrollaba en el escenario. Al recorrer el increíble monumento, escucharás historias de batallas épicas y gladiadores que sobrevivieron para luchar otro día. Después, continuarás el recorrido hacia las gradas para contemplar el escenario principal. Los emperadores y sus invitados ocupaban los mejores asientos, los más cercanos a la acción.
Los asientos de mármol del Emperador se encontraban en una caja tras una malla para protegerlo (y a sus invitados) de lo que sucedía en la arena. Tras su grupo se sentaban los senadores, luego los empresarios. Sobre ellos, la gente común, y en la cima, extranjeros, esclavos y mujeres. Sobre estos asientos, un gran toldo ofrecía sombra a los asientos más altos. En la parte superior de la arena, se pueden ver artefactos en la zona del museo, ahora protegida por cristal, que ofrecen más información sobre los luchadores y los acontecimientos que se desarrollaban a diario.
El Foro Romano
Las ruinas del Foro Romano son extraordinarias y siguen siendo un lugar de interés para los arqueólogos, quienes siguen descubriendo más sobre lo que ocurría allí. Antes de la inauguración del Coliseo, allí luchaban gladiadores. Anteriormente, era un mercado de compras diarias. Con el tiempo, el Foro se convirtió en un tribunal y un espacio para el debate político.
Tras el derrocamiento de los reyes etruscos, Roma se convirtió en una república alrededor del año 500 a. C. La República Romana sentó las bases de una forma temprana de democracia, donde las decisiones clave recaían en una élite de ciudadanos acomodados elegidos para representar al resto de la población. El pueblo romano protestó y se formaron asambleas para una mejor representación de un mayor sector de la sociedad. El Senado y diversas asambleas aprobaban leyes y declaraban la guerra a sus vecinos para expandir el imperio. Para el siglo I a. C., Roma era la potencia dominante en el Mediterráneo.
El Templo de Vesta
El Templo de Vesta fue uno de los edificios más importantes de la antigua Roma. Allí se almacenaban los registros oficiales del Senado y también se erigía una escultura de Minerva, conocida como Atenea en la mitología griega. El templo estaba dedicado a la diosa romana del hogar y albergaba la llama sagrada de la ciudad, símbolo de Roma. Las vírgenes vestales eran las «esposas» de Vesta y tenían la importante función de mantener viva la llama, guardando secretos especiales que solo ellas conocían.
Había una larga lista de requisitos para unirse a las Vestales. Eran elegidas a la edad de 6 años (hasta los 10) y debían permanecer puras hasta los 30, cuando eran libres de casarse y abandonar la orden sagrada. Varias de ellas conservaron sus votos con devoción hasta el final de sus días. Estas mujeres eran muy respetadas y cuidadas durante su tiempo como observadoras de la llama. Eran severamente castigadas si rompían sus votos, por lo que muchas permanecieron fieles a su servicio a Vesta.
Una breve historia del Coliseo
Al completarse su construcción, el Coliseo alcanzaba los 188 por 156 metros, contaba con cuatro niveles y disponía de 80 accesos independientes. De esos, dos estaban destinados exclusivamente al Emperador y a las Vírgenes Vestales, mientras que otros dos servían para el ingreso de los gladiadores. 50.000 espectadores llenaron la arena a plena capacidad. El emperador Tito celebró la inauguración con 100 días de juegos de gladiadores. Con el tiempo, los romanos perdieron el interés en asistir a estos espectáculos. Después de varios terremotos ocurridos en el siglo V, aproximadamente dos tercios del Coliseo quedaron en ruinas. No fue hasta los años 90 que un proyecto de restauración permitió tanto la reparación de partes del monumento como el hallazgo de nuevos aspectos sobre su estructura e historia.
Consejos profesionales: Visita al Coliseo
Caminarás al menos 3 horas y subirás escaleras en el Coliseo. Vístete según las condiciones del clima y elige zapatos cómodos para que tu recorrido sea lo más agradable posible. Asegúrate de consultar el pronóstico. Si llueve debes comprar ponchos para parte del recorrido. Asegúrate de llevar agua y un paraguas. No olvides la cámara; la experiencia te ofrece muchas oportunidades fotográficas que no querrás olvidar al regresar a casa.
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