7 Importantes Datos que debes saber Sobre las Momias de Hielo en Perú
Momias de Hielo en Perú. Las impresionantes alturas de los picos andinos de Perú guardan un oscuro secreto: los restos perfectamente conservados de niños antiguos sacrificados por el Imperio Inca a su dios de la montaña. Uno de estos niños, apodado “Juanita”, fue descubierto en el cerro Ampato en 1995, y muchos más han sido desenterrados en lo alto de las montañas.
Hoy puedes visitar dos momias de hielo, Juanita y Sarita, en el Museo Santuarios Andinos en Arequipa, Perú. Como los cuerpos se encuentran en un estado tan delicado, Juanita está expuesta la mitad del año y Sarita la otra mitad.
El Museo Santuarios Andinos explora la controvertida práctica del sacrificio humano y explica por qué estos antiguos pueblos se sintieron obligados a utilizar a sus preciados niños como tributo a los dioses. También tendrás la oportunidad de encontrarte cara a cara con Juanita o Sarita, una experiencia que me pareció conmovedora e intensamente sombría.
El museo ofrece un vistazo al ritual más oscuro de la civilización inca, así como datos fascinantes sobre la historia de los sacrificios humanos en la región.
Aquí hay siete datos rápidos sobre las momias de hielo en Perú, seguro que quedarás asombrado.
Capacocha fue utilizada para apaciguar a los dioses
Como muchos pueblos antiguos, los incas usaban el sacrificio humano, llamado capacocha, como método para apaciguar a sus dioses. La capacocha se realizaba en las vertiginosas alturas de los picos andinos como una forma de tender un puente entre el mundo terrenal y el espiritual. Era considerada una de las prácticas más sagradas de los Incas y solo se realizaba utilizando tributos preciados, como tesoros valiosos e hijos de alta alcurnia.
Niños tributo fueron llevados a la capital del Cusco
Cuzco significa “ombligo” en quechua, y la ciudad fue el epicentro del Imperio Inca. Los sacrificios de niños eran traídos a Cuzco para ser preparados para el ritual sagrado de la capacocha. El Imperio Inca abarcó varios países de la actualidad, y algunos tributos llegaron de lugares tan lejanos como Ecuador y Chile. En Cuzco, los niños asistieron a numerosas celebraciones antes de encontrar su destino en la cima de uno de los gélidos picos cercanos.
Hubo fiestas de celebración de antemano
Por extraño que parezca hoy en día, los incas consideraban la capacocha como un momento sagrado y de celebración. Los niños fueron invitados a generosos banquetes diseñados para prepararlos para su viaje a la montaña y su eventual encuentro con los dioses. El Inca consideró un honor ser seleccionado como tributo.
Los tributos solo se sacrificaron cuando ocurrieron cosas horribles
El Inca no tomó la capacocha a la ligera, viendo el sacrificio de tributos como algo que solo era apropiado cuando cosas terribles sucedían al imperio. Los desastres relacionados con el clima, como volcanes o terremotos, a menudo provocaban un regalo a los dioses, al igual que las catástrofes terrenales como la muerte de un gobernante.
Los tributos siempre fueron drogados
Parece que el Inca trató de minimizar el sufrimiento de los tributos drogándolos con chicha, un potente alcohol de maíz, y hojas de coca. También es probable que los niños estuvieran desorientados por los efectos del mal de altura. Dado que muchos de los tributos fueron sepultados en las cimas de las montañas, es posible que les administraran drogas ceremoniales para intentar facilitar su transición de este mundo al siguiente.
Los niños sacrificados fueron elevados por encima de todos los mortales
Los tributos eran vistos como un vínculo entre el mundo mortal y el reino de las deidades, por lo que eran elevados tanto en la vida como en la muerte. Aunque el ritual de la capacocha nos resulta espeluznante y perturbador, está claro que el Inca sintió que era un gran honor ser elegido como tributo.
Cientos de momias de hielo en Perú aún podrían estar ocultas en los Andes
El Imperio Inca abarcó siglos, por lo que aunque el sacrificio de niños era raro, es posible que haya cientos de cuerpos desenterrados en la cordillera de los Andes. Como las cumbres más altas son de muy difícil acceso, quizás nunca sepamos cuántos niños incas fueron víctimas de la capacocha.
Aunque fue difícil aprender sobre este aspecto de la cultura antigua, presentar mis respetos a Juanita fue más allá de las palabras.
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